domingo, 27 de enero de 2008

Mi hijo "ha fracasado"

(Escolarmente hablando)

Desde que inicié mi andadura como madre, una de las tradiciones orales que a través de la línea matriarcal me han ido transmitiendo, es la de no etiquetar a los hijos con ningún adjetivo peyorativo para evitar que se cumpla la amenaza. Me explico, es mejor calificar una gamberrada de tu hijo como mala conducta puntual y no como que es un niño malo, es mejor tildar una conducta egoísta que llamar egoísta a tu hijo y, de esta forma, podríamos seguir una larga lista de calificativos en el mismo sentido.

Sin embargo, este tipo de consejos que hemos recibido muchas de nosotras y que desvelan una sabiduría popular de larga tradición, no parece ser tenido en cuenta fuera de nuestros hogares, de puertas afuera, para hablar y definir a los colectivos sociales. El tema de la educación en nuestro país considero que es uno de los problemas más importantes a resolver, con urgencia, en la agenda de nuestros parlamentarios.

El conocido “fracaso escolar” que últimamente está en boca de todos, gracias a los resultados del informe Pisa y de otros estudios más locales, ponen de manifiesto una situación crítica de las Políticas sobre Educación (demasiadas en poco tiempo), una nefasta implementación de las mismas y una falta de recursos para llevarlas a cabo. Estamos, de nuevo, ante una declaración de intenciones bien elaborada en el papel y con muy poco éxito en su ejecución. ¿Quién ha fracasado entonces? ¿Estamos proyectando los errores estructurales en quienes los están sufriendo, en los jóvenes que son producto o consecuencia de unas Reformas Educativas ajenas a lo que sucede en los colegios, en los adolescentes, en la sociedad en general?

Me duele hasta el término, “fracaso escolar”, por que no puedo evitar el recuerdo de esas mujeres sabias que me antecedían cuando me señalaban con mucho tacto el efecto perverso que pueden tener las palabras. ¿Qué significa fracaso escolar? Podríamos hablar de dificultades en diferentes materias, de comprensión lectora y un largo etc. pero, el gran fracaso está, en el abandono de los estudios antes de finalizar la ESO. ¿Por qué abandona un estudiante el colegio, que le espera más allá de las aulas que sea más gratificante que el estar con los suyos? No hay que imaginar mucho, la palabra nos sitúa rápidamente en ese lugar, el fracaso escolar. Si utilizamos esos términos para encasillar a esos jóvenes les estamos haciendo un flaco favor ya que, además de destinarles a un grupo nada recomendable por fracasados, estamos evitando asumir responsabilidades desde muchos otros ámbitos que son los verdaderos titiriteros de esa función.

Los niños/as no son tontos, algún día podrán expresar y “progresar adecuadamente” para darse cuenta del daño inflingido y de quienes son responsables. Tiempo al tiempo, los “fracasados” resulta que pueden no serlo tanto y cuando maduren y pierdan el miedo a verbalizar, nos explicarán.

El modelo finlandés, aunque lejano y frío, es el espejo donde podemos mirarnos. Y vale la pena. En Finlandia no hay fracaso escolar (entendido como el abandono), cuando un estudiante Empieza con problemas se le sigue mucho más de cerca, se evita etiquetarlo de ninguna forma, tiene profesores de refuerzo, el resto de compañeros lo apoyan (valor arraigado) y se consigue que acabe el ciclo mínimo escolar. Envidiable, cierto? Y estamos hablando de un Sistema de Enseñanza Público, donde los profesores cobran el doble que los nuestros, donde la preparación es rigurosa y para toda la vida (formación permanente), donde existe un enorme respeto por la figura del maestro o profesor por parte de padres y sociedad y, en definitiva, donde todos salen ganando.

La enseñanza pública en Cataluña está muy lejos de ese modelo (y es extensivo para todo el Estado aunque con una incidencia mayor de fracaso precisamente en las CCAA que tienen que realizar una doble inmersión lingüística como son Cataluña y País Vasco) no es capaz de asumir el reto de la enseñanza que se requiere para este siglo XXI.. Si lo importante es aprender a aprender y el conocimiento es saber dónde encontrar la información adecuada para la solución de problemas determinados, nada peor que retirar de esos lugares a los que no siguen, no encajan, no se portan bien. Algo ocurre en los Centros Escolares para que eso suceda y habría que explicarlo claro y en voz alta.

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