miércoles, 23 de julio de 2008
Marina Geli admite que faltan más enfermeras que médicos
lunes, 21 de julio de 2008
Faltan médicos, pero en la universidad no hay plazas
sábado, 19 de julio de 2008
Un problema que afecta a toda España
**************************************************************************
El éxito que registra la demanda de la carrera de Medicina en Catalunya sigue sin tocar techo. Un año más, y como viene sucediendo desde el 2004, las vocaciones para convertirse en médico han vuelto a crecer. Esta vez, 2.900 de los 3.893 aspirantes a ingresar en una de las seis facultades públicas que ofertan los estudios se han quedado sin plaza. Hace un año fueron 2.688 entre 3.511. Y ello a pesar de que el sistema público cuenta con dos nuevas facultades, en Girona y Barcelona, que ofrecen 160 plazas más de primer curso, hasta un total de 993. Y que por primera vez una universidad privada, la Internacional (UIC), cuenta con 80 puestos adicionales en su programación.
FILTRO PARA EXTRANJEROS
En cualquier caso, Palmada rechazó una "estrategia ultraliberal", como la adoptada por la Comunidad de Madrid, para crear plazas de Medicina para atender la demanda sanitaria, aunque no descartó que en los próximos años pueda incrementarse la oferta una vez se haya analizado con detalle la situación. Lo que sí anunció la responsable de la política universitaria catalana fue la próxima incorporación a la oferta universitaria de nuevas carreras emparentadas con la Biología, en especialidades como la Genética, que puedan resultar atractivas para quienes no logran entrar en una facultad de Medicina. "No podemos permitirnos el lujo de dejar fuera del sistema a un número tan importante de estudiantes que tiene notas muy altas", argumentó.
viernes, 18 de julio de 2008
Por el diálogo de las lenguas
F. DE CARRERAS, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB
La Vanguardia, 17/07/08
jueves, 17 de julio de 2008
Catalunya necesita 15.000 enfermeras para equipararse con Europa
Pese a que el Consejo Interuniversitario ha acordado añadir 95 plazas, la decana lo considera «insuficiente», ya que «no garantiza un sistema de salud de calidad, eficiente y resolutivo».
09/07/2008
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080709/53496877347.html
miércoles, 16 de julio de 2008
El Manifiesto
Acierta el presidente al mencionar la Constitución, porque en una manipulación torticera de las referencias en la ley fundamental a "la lengua oficial del Estado" y a las otras lenguas se encuentra la raíz del proceso mediante el cual la primacía legal de la primera ha sido subvertida desde los nacionalismos, colocando por delante "la lengua propia". La política lingüística se ha convertido, con creciente intensidad, en instrumento de la política sin más de signo nacionalista. Y para comprobarlo, dejémonos de falacias sobre las virtudes de un bilingüismo asimétrico en el cual ni sus propagandistas creen. En ningún país europeo la promoción de una lengua regional o nacional minoritaria tiene lugar partiendo de la "inmersión" en zonas donde la única lengua hablada hasta entonces era la nacional de Estado. En ningún país europeo son promulgadas normas que, hasta ahora en Cataluña, pronto en Euskadi, llevan a multar con reiteración y eficacia a quien prefiera rotular su negocio en la lengua "oficial", si no incluye la "propia". En ningún país europeo, si yo soy ciudadano residente en Madrid, y como tal trato con una Administración (ejemplo Baleares) que tiene en vigor el bilingüismo, recibo las comunicaciones exclusivamente en catalán. Si lo entiendo, que es el caso, bien; si no, busquemos el traductor. Absurdo.
Todo esto no responde a la voluntad de consolidar sociedades bilingües, sino a relegar el castellano a una posición subalterna, paso previo para proceder en los discursos independentistas a su exclusión de la esfera oficial, como debieran saber el Gobierno y sus intelectuales si hacen el esfuerzo de leer la prensa, y reflexionar luego sin someterse a las consignas tan miopes como autoritarias de ZP. ¿Es ello deseable, salvo para garantizar al PSOE una franja de votos nacionalistas? Dudoso. Como en el caso de las selecciones deportivas, se trata de utilizar aspectos culturales y simbólicos para generar, unos conscientemente, otros, los socialistas, por seguidismo, una quiebra en los equilibrios trabajosamente conseguidos durante la Transición. La normalización lingüística en Cataluña es hoy un hecho, y basta para constatarlo recorrer el país y leer las estadísticas. En Euskadi, el obstáculo es endógeno, el imposible euskera, y en Galicia, la recuperación del gallego avanza. El español gozará de buena salud en el mundo, pero no en las universidades catalanas. ¿Por qué renunciar a la vía de la promoción en vez de potenciar de forma larvada la lucha de idiomas, que no otra cosa muestra la resistencia numantina a la tercera hora del castellano? Claro que no se ha conseguido que los catalanes prefieran leer Avui a La Vanguardia: aquí y en otros sectores, cuestión de calidad y de libertad de elección a respetar.
lunes, 14 de julio de 2008
No son las lenguas, es la libertad
Los partidarios de las políticas de «normalización lingüística», que no son sino ataques a la democracia porque restringen libertades básicas y crean obligaciones arbitrarias, no son sólo nacionalistas. A estos, que simplemente no tienen remedio ni idea decente alguna sobre lo que es la democracia, se unen numerosos españoles con ideas políticas oportunistas o inexistentes, o sencillamente descabelladas. Comencemos por éstos.
El problema de fondo que articula todo el Manifiesto es que las medidas políticas de «protección de lenguas», como las que padecemos en la España periférica afectando casi a 16 millones de ciudadanos, son ilegítimas en sí mismas. Primero, porque las lenguas no son sujetos políticos ni personas jurídicas; y segundo, porque esa protección impropia acaba lesionando gravemente derechos elementales de los ciudadanos. Por ejemplo, el derecho a una buena educación, y desde luego la libertad de elección de lengua. Cualquier política lingüística que vaya más allá de hacer posible un bilingüismo institucional que garantice a todos el derecho a elegir la lengua en que desean comunicarse con la administración y sus servicios sociales es, sencillamente, una política que abandona el mundo de la democracia para adentrarse en el piélago del totalitarismo. La consecuencia es que producimos jóvenes cuasi-analfabetos funcionales en la lengua mayoritaria y oficial de su país, y sólo para complacer las mitomanías nacionalistas, y que creamos categorías distintas de ciudadanos al convertir la lengua en un instrumento de exclusión de los disidentes ideológicos y de los extranjeros.
El PP se ha sumado en masa al Manifiesto; habrá que pedirle, pues, que rectifique los abusos lingüísticos de los que ha sido el principal responsable político cuando gobernaba en Galicia y Baleares, y los que se siguen cometiendo en Valencia. Pero, ¿qué hacemos con un PSOE que acaba de aprobar una resolución diametralmente opuesta al Manifiesto? Y, por cierto, mediante un texto repleto no sólo de vacuidades y falacias, sino pésimamente escrito (signo de que, quizás, sí haya que «defender» al castellano en algunos ambientes...). Al menos habrá que decir bien alto y claro a los socialistas que su política se basa en una ficción jurídico-política impresentable, a saber, los «derechos» de las lenguas y de los territorios. Y falsos derechos impuestos, además, a costa de los únicos reales: los de las personas, contadas una a una. La perspectiva socialista sobre el problema del uso de las lenguas en la España bilingüe está mucho más cerca de las típicas del nacionalismo fascista que de otra cosa. Defender que la inmersión lingüística practicada en Cataluña, por ejemplo, resuelve problemas de convivencia porque impide que haya dos comunidades lingüísticas distintas es semejante a sostener que lo mejor es que haya un partido político único, porque así la sociedad estará menos dividida y las elecciones serían más armoniosas. Como en Cuba o en la España de Franco.
Esta caída socialista en el peor de los derechismos, el de anteponer abstracciones como lengua y territorios eternos a personas y sociedad libre, no es sólo una muestra elocuente de la senilidad ideológica del PSOE y de la izquierda tradicional española, sino una señal de alarma de los graves riesgos degenerativos que afronta la democracia española. Porque cada vez que alguien, en nombre del «futuro del catalán» o de cualquier otra lengua cooficial, pretende recortar mediante leyes y reglamentos ad hoc el derecho elemental a elegir cuál de las dos lenguas oficiales quiere uno usar, lo que se está haciendo ya no es política democrática, sino una ingeniería social que, para diseñar una sociedad distinta según determinado proyecto ideológico, exige violentar progresivamente la libertad de las personas, restringida mediante innumerables reglamentos y sistemas de vigilancia y castigo que imponen opciones no queridas, desde prohibir a los escolares usar la lengua común a multar a los comercios que no atiendan en eusquera o catalán. ¿Es este el país dictatorial y antiigualitario que queremos?
CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN, Profesor de la Universidad del País Vasco
http://www.abc.es/20080711/opinion-editorial/lenguas-libertad_200807110410.html
domingo, 13 de julio de 2008
Algo no funciona en la Universidad
FRANCISCO MURO DE ÍSCAR
http://www.diariodeleon.es/se_opinion/noticia.jsp?CAT=108&TEXTO=6816045