domingo, 27 de enero de 2008

Etica, Salud y Medio Ambiente


Estaríamos de acuerdo en que uno de los retos de este siglo XXI, que recién estrenamos, sería el de sabernos más conscientes de los problemas de salud individuales, comunitarios y del medio ambiente, en definitiva, de este planeta redondo que nos aloja en su seno.

Y, por otro lado, también podríamos estar de acuerdo en que el hecho de saber más, conocer más no implica un uso racional de ese conocimiento. Dependerá de quienes son los que secuestran la información y que pretenden hacer con élla. Me vienen varios ejemplos a la memoria, no por la naturaleza del tema que titula este artículo, sino para ilustrar este planteamiento. El famoso Dr. Mengele, que fue premiado y condecorado en algún momento de su trayectoria profesional por sus aportaciones a la ciencia médica, no fue más que un ser no-humano, sanguinario y deleznable, que realizó investigaciones con mellizos en los campos de concentración nazis, hasta acabar con todo ellos. ¿Cuál es la diferencia entre un premio Nóbel, un señor que no vuelvo a nombrar o un ciudadano desconocido? Desde luego, la diferencia radica en la ética que acompañe a sus actos, a sus fines.

¿Cuál es el propósito, entonces, de este escrito?

Esta reflexión surgió después del debate que tuvo lugar en nuestro municipio, Sant Just Desvern, el primero en el que C’s fue invitado para debatir el tema “Els efectes de la contaminació en la salut” por ALNUS (Asociación Ecologista de Cataluña).

La contaminación medioambiental es un hecho, una realidad que por diferentes motivos está aumentando a pesar de la cantidad de información que se supone tenemos actualmente. Digo, se supone, porque estudios, análisis de las múltiples emisiones de partículas altamente tóxicas a la atmósfera, datos sobre baremos que no se cumplen y no se sancionan, investigaciones sobre el impacto que puede tener todo ello en la salud de la población también se conocen …. Y, muy a pesar de todo ello, el tiempo invertido en un debate de esta naturaleza así como las horas que se suman de otros muchos que ha habido EN y POR este planeta redondo, pierden sentido, se vacían de contenido sino enfocamos el tema (los temas) quienes los habitamos desde una perspectiva ética.

No voy a explicar todos los detalles del debate, se pueden consultar, hay información suficiente para quien desee obtenerla. Resaltar, eso sí, el origen del mismo. La Cementera de Sant Feliu de Llobregat, que fue trasladada a ese lugar en el 2003, desde Sant Just Desvern, es una fuente de emisiones tóxicas y de problemas para la población que la rodea, para los Ecologistas y para los que se han dedicado a recabar información sobre el estado en cuestión, entre ellos, Ciiutadans de Sant Just representamos un nutrido grupo de los que allí nos reunimos.

Paradójicamente, este problema no interesa a otros que, teniendo la misma información e incluso más detallada como es la historia de una Cementera con cualquier población cercana, no se presentaron al debate, no publican absolutamente nada en unas páginas muy bien diseñadas específicamente para el tema (medio ambiente), cuando las bellas premisas que se pueden leer en la misma son del tipo “Hay que informar y concienciar al ciudadano de todos los estudios y sus resultados sobre aquellos que puedan contaminar, transgredir, maltratar el medio ambiente”.

Vuelvo a la idea inicial si relaciono el poder de saber, de tener conocimientos, de manejarlos representa un inpout muy valioso en este siglo XXI, aún lo es más el cuestionarse como se utilizan esos conocimientos y que ética subyace en quienes lo administran o no lo administran, que es la paradoja de esta sociedad del conocimiento. Tan responsables son unos como otros y a saber que fines se esconden.

El resultado, de los que informan sólo de una parte del estado en cuestión, de los que no informan ocultando, de lo que pretenden saber y son contra-argumentados con sentencias como “no se pueden extrapolar los estudios realizados en la población X a la población Z”, de los ignorantes que suelen ser los más osados y un largo etc. de tipologías humanas, es el que sigue. La Cementera, aprovechando el vacío transitorio de responsables municipales en estas próximas elecciones, uno o dos Plenos, van a aprobar la utilización de lodos residuales como medio combustible para fabricar cemento, eso sí, de color gris. El cambio de nombre no es por un tema de marketing sino por el color que el propio cemento va a adquirir con este nuevo combustible, que a su vez no tienen que pagar sino que serán remunerados por utilizarlo. Lo llamo combustible para entendernos, aunque puede ser cualquier cosa: neumáticos, aceites usados, disolventes y pinturas, etc…

Si ya era y es altamente contaminante dicha Cementera antes, por las emisiones de 176 toneladas de partículas finas (PM10 con un diámetro menor a 10 micras) anuales, de monóxido de carbono, de NOx, de benceno sumado a los 1500 camiones que diariamente circulan para el transporte del cemento, ¿cuál será el resultado de utilizar estos productos de desecho que eliminan gran cantidad de dioxinas en su combustión?
Desde luego, parece que se está jugando con fuego!, no es una broma, las repercusiones visibles y denunciadas hasta ahora como las irritaciones oculares, rinitis, etc en niños, son la punta del iceberg que auguran más problemas como enfermedades respiratorias crónicas e irreversibles debido a la inhalación de esas partículas e incluso desencadenar neo-formaciones originadas por la propia composición química de las diferentes partículas.

Y eso que estamos hablando de una “Zona de Protección Especial”, así declarada recientemente por la Generalitat y que es considerada el pulmón de Barcelona. Pulmón que hay que proteger y cuidar igual que protegemos y cuidamos los de cada ciudadano. ¡! Cuantas paradojas!!




Sant Just Desvern,
9 de mayo de 2007

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