lunes, 18 de febrero de 2008

¿Huelga ideológica?

Uno de los artículos leídos este fin de semana, me llamó la atención por su título "huelga ideológica" , me pareció muy sugerente. Sin embargo, y contra pronóstico, los argumentos utilizados no explicaban el enunciado. Y sólo en esta ocasión, por qué Pilar Rahola (La Vanguardia 17/02/08), a mi parecer, es una escritora experta con visión y análisis certeros. Quizás, hablando de ideología ... se muestran las diferencias.

En cualquier caso, el título de su artículo, siguió en mi disco duro para construir un significado propio. Nada menos que tres huelgas en una semana, a razón: conductotes TMB, médicos y profesores. Síntoma evidente del malestar ciudadano eso de ponerse en huelga y de manifestarse, y ¿en qué órden, uno se manifiesta primero y después convoca una huelga? Veamos, consultando la RAE, el término huelga (de holgar) se define de esta forma:

Todas ellas referidas a una actividad, es decir, a la interrupción de la misma para reclamar algo a excepción de "a la japonesa" que es precisamente a la inversa, el aumento de actividad, extraño concepto en nuestra cultura, exclusiva de nuestros antípodas. Sin embargo, ninguna se refiere a la manifestación de un descontento no tanto laboral o social, sino de pensamiento, de falta de ideas, de descontento, de ausencia ideológica. Y en cambio, muchas de las huelgas presenciadas, conllevan un trasfondo en este sentido. ¿Estaríamos ante una crisis o ante una huelga ideológica? ¿Se han desvanecido las principales corrientes que sustentaban nuestra visión del mundo, del órden social, de lo que anhelamos y deseamos como modelo de convivencia por imposibilidad de verlas reflejadas después?

Creo que puedo argumentarlo. Ya hace unas décadas que algunos sociólogos hablaban de la "anomia social" o ausencia de órden, de normas, de equilibrio . Precisamente fue Durkheim quien utilizó el término, en su excelente tratado sobre el suicidio, para explicar un escenario posible a los mismos. La falta o el excesivo control social (valores) como responsables de un estado de ánimo que llevaría al deseo de desaparecer, de concluir su existencia. Sin duda, la forma más extrema de manifestar un descontento, de "holgar" física, psíquica y espiritualmente. Esta concepción de "huelga" que lo abarca todo no se contempla como tal en el diccionario, se convierte en una categoría distinta.

En el inmortal ensayo del Sentimiento trágico de la vida Unamuno afirmaba: ... "nuestra filosofía, esto es, nuestro modo de comprender o de no comprender el mundo y la vida, brota de nuestro sentimiento respecto a la vida misma. Y ésta, como todo lo afectivo tiene raices subconscientes, inconscientes tal vez (sic) ... No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro optimismo o nuestro pesimismo, de origen filosófico o patológico quizá, tanto el uno como el otro, el que hace nuestras ideas". A través de esta relacion causa-efecto invertida podemos comprender que, desde una mirada pesimista, se generan tambien la anorexia intelectual y política que se respira, el desvanecimiento de la(s) ideología(s) que dotarían de sentido de nuestras vidas, la dificultad de acercarse con interés hacia quienes gobiernan para regenerar el quehacer político, de entusiasmarse con un nuevo lider que emane carisma. Subyace un pesismismo crónico que determina nuestros sentimientos. y, por tanto, nuestras ideas, la ideología, en definitiva.

En estas circunstancias, no hay expectativas, se han paralizado las ideas, estamos en huelga mental. Una huelga ideológica fruto de la ausencia de modelos. La escasa participación electoral de las últimas elecciones, y decreciendo, y también en aquellos que votan en blanco que aún intentado un acercamiento, no se identifican con ningún líder político. A Rahola, en el artículo citado, le sorprendía que de las tres huelgas convocadas, una fuese contra un borrador, es decir, que se manifestase contra algo que todavía no existe y, entiende ella, que no podemos valorar por falta de implementación. Manifestarse contra el borrador (Proyecto de Ley de Educación en Cataluña) lo asocio a una acción preventiva, antes de que ocurra, me adelanto a los hechos y también de madurez ciudadano-política, ¿qué otras vías tenemos para expresar nuestras opiniones? ¿cómo se informa el ciudadano medio de lo que acontece y se elabora políticamente? Difícil si no hay interés específico, ¿las huelgas se hacen a posteriori?, la mayoría y qué pérdida de tiempo y esfuerzos la deconstrucción para volver a remontar. Y ya van tres Leyes sobre Educación en muy poco tiempo que has destarotado el sistema. Si hablamos de regeneración política, de participación ciudadana como verdaderos objetivos a cumplir, la huelga de profesores va en este sentido. Uno se siente más integrado, más motivado si se le tiene en cuenta, si dispone de la información para opinar y para elaborar un proyecto del cual en este caso, los profesores, son los protagonistas

Ojalá no fuesen necesarias las huelgas, en ese caso, estaríamos ante organismos que funcionan con negociaciones y trabajo multidisciplinar y ojalá esta supuesta "huelga ideológica" que no se ve, que no se muestra públicamente en forma de huelga real, pero se intuye, disminuya en las próximas elecciones con mayor participación. Nos interesa a todos.





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